miércoles, 29 de septiembre de 2021

La mímesis.



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Una historia puede tapar al avestruz rosa del mismo modo que puede tapar la desnudez del rey.


Qué es la mímesis.

Etimológicamente, la mímesis es imitación (e "imitar" viene de esa palabra griega). La mímesis es el fenómeno por el cual algo parece ser otra cosa, y es el verismo de la obra literaria, de la representación escénica o de otras obras de arte.

Pongamos un ejemplo para entender qué es la mímesis:
Si pintamos de verde, marrón y negro una tela de un metro cuadrado y la superponemos a un paisaje con vegetación, vista a una determinada distancia parecerá ser parte del paisaje sin distinguirse sus bordes. Sin embargo, ese trozo de tela de superficie limitada no es parte del paisaje sino que lo parece. Se ha utilizado la tela pintada como medio para dar una cierta sensación de realidad. Y detrás de esa tela, que ni siquiera está en el mismo plano de perspectiva que la vegetación, ya podemos esconder a un llamativo avestruz pintado de rosa chillón que mientras esté tras la tela todo nos parecerá paisaje, sin límite de continuidad ni estridencias.

Del mismo modo se puede escribir una obra literaria, la cual tiene unos límites temporales y espaciales que situamos dentro de la historia y la geografía del mundo, y este sería el marco diegético o narrativo: el metro cuadrado de tela. Y usando el medio de la palabra escrita pintamos unas situaciones y personajes que parecen pertenecer a la realidad aunque solo existan como ficción dentro de esa obra literaria, dentro de su marco espaciotemporal establecido. Existen como ideas, estáticas y subjetivas, dentro de la obra literaria y en la asimilación del público que haya leído la obra o haya visto la película o la obra de teatro donde aparecen. Si la obra es excepcional por su calidad o de gran relevancia cultural llegará a formar parte del imaginario colectivo, pero seguirá siendo estática y sometida a la subjetividad del autor y adaptada a la tradición. De ningún modo será la realidad aquello que contiene, pero se puede parecer mucho, y a ese parecerse mucho se le llama "mímesis".

Para Platón (la República), esa limitación de la obra teatral o la poesía, la confusión del público y la imposición de estos "iconos" por la tradición y la autoridad, son causa de la tiranía irracional, emocional, y un freno para el desarrollo del intelecto humano. Y en cierto modo tenía razón, aunque gracias a esas obras literarias (la filosofía también es literatura) podemos acumular conocimientos y desarrollar nuestras habilidades intelectuales. Quizá el problema esté en la imposición de esas obras como modelos a través de los siglos sin permitir las innovaciones, como ocurre en las teocracias o en las dictaduras, y en el hecho cierto de que no se "imita" sino que se "inventa" la realidad imitándola. Otras obras, sin embargo, promueven el cambio (aunque no necesariamente a mejor), ese mundo inventado que, sobre el papel, parece real.

Por medio de la técnica creativa, la creación o poiesis (la creación de algo, de la nada al ser, como vemos en el Banquete), generamos la sensación de realidad en la obra literaria o artística (en la pintura y la escultura también se da la mímesis) y también generamos la sensación de descubrimiento de la verdad de los tiempos pasados, aunque siempre con el punto de vista subjetivo del autor, es decir, que no viajamos en una máquina del tiempo al pasado sino que vemos el pasado a través de la opinión del autor (como decía Erich Auerbach) o estamos siendo manipulados por el autor, que tiene (o tenía) sus propios intereses.


La idea de mímesis de Aristóteles frente a la platónica.

Para Aristóteles, la mímesis es la imitación de la realidad:

“Los objetos que los imitadores representan son acciones, efectuadas por agentes que son buenos o malos (las diversidades del carácter humano, casi siempre derivan de esta distinción, pues la línea entre la virtud y el vicio es la que divide a toda la humanidad) y los imitan mejores o peores de lo que nosotros somos, o semejantes, según proceden los pintores. Así Polignoto representaba a sus personajes superiores a nosotros, Pausón, peores, y los de Dionisio eran tales como nosotros”.

Polignoto era un gran pintor que hacía a las personas más bellas de lo que eran (“el arte es más bello que la realidad”), mientras que Pausón hacía caricaturas. Tanto en un caso como en otro se exageran rasgos reales, para bien o para mal, mientras que Dionisio de Colofón hacía retratos “realistas”. Aunque el arte no sea estrictamente realista, quien lo contempla advierte en él la representación de la realidad.

Aristóteles por tanto llama a los artistas “imitadores” (y Platón ambién), y nos dice que la imitación se da en los medios, los objetos y las maneras (capítulo III de la Poética).

Nos dice Aristóteles que, para el ser humano, imitar es algo natural y aprendemos imitando lo que vemos:

"Es evidente que el origen general de la poesía se debió a dos causas; cada una de ellas parte de la naturaleza humana. La imitación es natural para el hombre desde la infancia , y esta es una de sus ventajas sobre los animales inferiores, pues él es una de las criaturas más imitado­ras del mundo, y aprende desde el comienzo por imitación . Y es asimismo natural para todos regocijarse en tareas de imitación. La verdad de este segundo punto se muestra por la experiencia; aunque los objetos mismos resulten pe­nosos de ver nos deleitamos en contemplar en el arte las representaciones más realistas de ellos, las formas, por ejemplo, de los animales más repulsivos y los cuerpos muertos. La explicación se encuentra en un hecho concreto: aprender algo es el mayor de los placeres no sólo para el filósofo, sino también para el resto de la humanidad, por pequeña que sea su aptitud para ello".

Ahora bien, debemos tener en cuenta que eso que vemos es, muchas veces, una imitación de la realidad y no la realidad misma. El artista (el imitador) imita la realidad y el público imita la imitación, según nos advertía Platón, y en esto reside el peligro de las artes, máxime cuando esa imitación es una interpretación interesada. Aristóteles se centra más en los elementos y en las técnicas que componen las imitaciones (las obras de arte) que en este alcance espiritual de las mismas. Mi punto de vista es platónico en tanto que percibo el error de juicio (y la intención política) de las narrativas modernas y comprendo la mímesis como el concepto o idea del fenómeno del realismo, ahora bien, para poder componer una obra, para llevar a cabo esta “imitación”, debemos atender a los géneros o maneras de imitación (poesía, teatro, pintura, etcétera), a los objetos a imitar y a los medios utilizados con este fin (en el ejemplo de la imagen que puse serían la pintura, la naturaleza y el lienzo).

La idea que tiene Aristóteles de la mímesis es por tanto diferente a la de Platón. Cuando nos dice que la tragedia es la imitación de los hechos elevados, esta imitación se convierte en un modelo a imitar, un icono. Para Platón es exactamente lo contrario:

“Todo imitador no tiene sino un conocimiento superficial de lo que imita”.

“Sin embargo, figúraseme (a Glaucón) que lo que te propones es probar que el conocimiento que, de los seres puramente inteligibles, se adquiere por la dialéctica, es más claro que el que se adquiere por medio de las artes, que se sirven de ciertas hipótesis como principios”.

Platón decía que los autores se basaban en hipótesis y opiniones (la doxa) para crear sus obras, por lo que estas eran engañosas. Platón pensaba que las artes eran las que obligaban a mantenerse en el dogma irracional y que podían ser utilizadas como instrumento de dominio, siendo así causa de confusión y de atraso de la sociedad (y vuelvo a decir que en esto soy platónico, en parte, porque yo no tengo nada contra los poetas).

Aristóteles trata de establecer (hay que tener en cuenta que Andrónico de Rodas vivió tres siglos después de él y su influencia por tanto es posterior) unas normas para la composición de las artes literarias y escénicas y una idea sobre la imitación del ritmo y la armonía propios de su época (en el caso de Aristóteles el siglo IV a.C.), por lo que recomiendo leer mejor a Lope de Vega y su “arte nuevo de hacer comedia” para entender cómo se lleva a cabo una obra de teatro y poder observar como estas normas barrocas se siguieron usando hasta nuestros días y son observadas, por ejemplo, por Federico García Lorca y otros. Por descontado que esto también ha sido superado y hay técnicas nuevas.

Pero no voy a pararme en esto de cómo crear la “imitación”. Lo importante es que ya hayamos entendido que el realismo 
-la mímesis- es la imitación de la realidad  y que existen técnicas para conseguir este efecto.

Platón pensaba que si bien el hombre no puede cambiar la decisión de los dioses, los relatos pueden cambiar la segunda naturaleza humana ("physis") y que la educación de los niños (la "katekesis") se puede servir de estos relatos. Platón por tanto propone que estos relatos sean controlados por el "hegemón", el gobernante de la república, para formar debidamente a los ciudadanos y alcanzar así el orden perfecto. Y esto es algo muy actual, desde el retorno del pensamiento platónico en el Renacimiento y la Ilustración, hasta las técnicas de implantación de agendas en la política moderna (que entiendo yo es influencia kantiana). Pero no debemos pensar que esto es algo propio de conciliábulos conspiradores ni que es infalible: se trata simplemente de una idea muy antigua que tiene un efecto relativo y solo durante un tiempo, pues las sociedades humanas se basan en una esencia cultural muy difícil de romper, por no decir irrompible (Serge Moscovici, por ejemplo, advierte de la eficacia relativa de la alteración de las "representaciones sociales") y siempre quedan documentos que se pueden recuperar (aunque se intenten quemar todos siempre queda alguno). Pero tengamos en cuenta que la idea de controlar los relatos desde el poder (algo absolutamente totalitario) tiene su origen en la Antigüedad y concretamente en Platón (en esto no estoy de acuerdo con él). Y creo que es importante comprender que hay que estar prevenido, tanto del uso totalitario que se pueda hacer de las narrativas como de su relativa eficacia, pues siempre quedará mucha gente en quien no calen las narrativas, aunque bien es cierto que se puede hacer daño con esto si no hay nada que se le oponga y si la ciudadanía no tiene una buena educación (que es lo que preocupaba a Platón).

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La caverna de Platón:

No voy a volver a exponer la alegoría de la caverna platónica, pero daré la explicación indispensable en relación al tema que nos ocupa, la mímesis.

Los hombres que viven en el fondo de la caverna todo lo ignoran y lo único que ven del mundo son las sombras, imitaciones engañosas de la realidad.

De esta forma, la ignorancia y la confusión que producen las imitaciones hacen que los hombres permanezcan en un estado de irracionalidad en el "mundo de las cosas" y por tanto no sean capaces de ver la realidad. Y esto solo es posible en el "mundo de las ideas", donde está el conocimiento (episteme), la ciencia, la razón y las esencias.

Por este motivo, para que la humanidad no viva en las tinieblas, el pueblo debe educarse lo mejor posible y ser dirigido por un hombre sabio.

Ni que decir tiene que no nos gobiernan sabios y además vemos la realidad a través de Internet y de la televisión. Somos ignorantes y aprendemos del mundo a través del "Sálvame", de las noticias tendenciosas, del cine con "perspectiva de" y de la licencia poética en general. Volvamos al tema...

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Aristóteles se centró más, como dije, en la técnica, que es de vital importancia, pero su planteamiento es demasiado antiguo. Veremos a continuación algo más moderno pero en relación a las narrativas antiguas.


Erich Auerbach: la representación de la realidad en la literatura occidental.

"Mímesis: la representación de la realidad en la literatura occidental", de 1946, es la obra más conocida del filólogo alemán Erich Auerbach. En ella se muestra, en orden cronológico desde Homero a Virginia Woolf, cómo los escritores han "imitado" la realidad en sus obras, algo que desglosaré a continuación (aunque recomiendo leer el libro, porque yo lo resumo y lo interpreto a mi manera).

Una de las ideas más importantes de la obra es la referente a la visión de la historia a través de estas obras literarias: Auerbach nos dice que vemos la historia desde el punto de vista de los autores y no como la historia fue, por lo que debemos observar otros puntos de vista contemporáneos así como el estudio científico de la historia y no dejarnos llevar por una u otra historia. Me sirve esto para apostillar el apartado anterior sobre Platón y Aristóteles y la manipulación por medio del arte; también son importantes la censura o predominio de determinados relatos a la hora de crear una "memoria colectiva".

Pero dejemos esto y centrémonos en los elementos fundamentales que han de servirnos para construir un relato y generar mímesis.

Los elementos y acciones necesarios para generar mímesis en la narración son:

1 Elementos del marco narrativo:

- El espacio donde se desarrolla la historia: que puede ser representación de un lugar real o imaginario y supone una acotación, el terreno donde se mueven los personajes y donde se desarrollan los hechos de la narración.

- Normas diegéticas o narrativas: son las normas que rigen en el universo narrativo y dentro del marco en el que se desarrolla la historia. Y en esto hay algo interesante, porque esas normas dadas dentro del marco se extienden a un espacio superior que no vemos (el universo) y ese "trozo de tela" que yo ponía de ejemplo al principio se mimetiza con la realidad y al mismo tiempo determina la idea que tenemos de esta (las reglas del marco son las del universo). Explicado de un modo más simple, las normas determinan la historia en la ficción, por ejemplo: en la película "Battle Royale", dentro del marco de la ficción, se establece la norma ficticia de una selectividad sanguinaria, o en la película "El corredor del laberinto" se crea un espacio que cambia aleatoriamente cada cierto tiempo y esto determina la narración, y de ambas se colige que esos marcos y esos personajes pertenecen a un mundo distópico (por sus normas) mucho mayor que no vemos. De un modo más verosímil, podemos crear una historia en la cual "la norma" sea el abuso de la autoridad sobre el pueblo llano y tomamos ejemplo o inspiración de una tiranía real (el nazismo, el comunismo, la Edad Media) y esto determina narración y es tomado por cierto, extendiendo esta "certeza" al universo que envuelve el marco, es decir, la realidad (pero no es la realidad sino una interpretación de ella). Las normas diegéticas serían por tanto físicas, éticas, religiosas, morales, sociales y políticas. Y debemos entender que esas normas pueden ser también lo que se sugiere que "debería ser" (caso del subgénero "hopepunk"), es decir, que el universo y el marco funcionan con unas reglas y los personajes con otras.

- El contexto histórico: es decir, la época en la que se desarrolla la historia (mejor o peor documentada) la época en la que ha sido escrita (tanto si es crónica como ficción) y la interpretación del autor sobre esta época y los personajes.

2 Elementos del argumento:

Son los sucesos más importantes dentro de la narración (escogerlos es un arte) y deben cumplir, en favor del realismo, con la siguiente directriz:

- Un orden lógico.

- Un orden funcional.

- Deben articular el contenido: dentro del contenido se dan...

- los desvelamientos de un determinado punto de vista (o "insights"), moralejas...

- y los sesgos de confirmación, que por efecto psicológico ayudan a la sensación de realismo ya que tomamos como más cierto aquello que coincide con nuestra forma de pensar (aunque no lo sea). También los argumentos y elementos que estén de moda y sean aceptados en un momento concreto (en el momento en el que se crea la obra).

- Lugares comunes: que sean o no acertados o ciertos (en favor o en contra del razonamiento) y que siempre van a funcionar bien en cualquier narración si están bien traídos. En este caso, el suceso, el punto argumental, y los personajes sirven para ejemplificar un lugar común, por todos conocido.

- Convenciones, tabúes, ideologías y normas religiosas: el autor se rige por ellas y todo parece muy correcto (así es, por ejemplo en ejemplos de justicia).

3 De los personajes:

- Modelación de figuras y uso de arquetipos: por modelar se entiende crear un personaje y darle entidad y forma. Si se utilizan arquetipos, esa figura será mejor reconocida por todos. Y en el caso de usar personajes mitológicos, esto parece simplificarse, sin embargo sus figuras han sido modeladas por los autores e introducidas en el imaginario colectivo (por lo que pueden crearse arquetipos, por consenso y por tradición).

- Descripción mental, corpórea y de carácter: se establecen estos ejes para dar de forma eficaz la descripción de un personaje. Por ejemplo este fragmento (que no aparece en el libro de Auerbach) de "Luces de Bohemia": "ZARATUSTRA, abichado y giboso -la cara de tocino rancio y la bufanda de verde serpiente-, promueve, con su caracterización de fantoche, una aguda y dolorosa disonancia muy emotiva y muy moderna".

- Establecer reglas de comportamiento para los personajes: esto los hace predecibles y es bueno para reconocerlos, para hilar la historia o para generar sorpresa, así como para acentuar la imagen arquetípica (ver el capítulo de "El santurrón").

4 Las emociones y el realismo:

- Exacerbar las sensaciones, las emociones y los sentimientos: esto es muy importante, pues genera empatía y provoca interés por la historia anulando más o menos la capacidad crítica en favor de la sensación de realismo (el asesinato de Sicario y lo trágico-sublime en la Pasión del capítulo IV). Los sofistas, según Platón, también eran imitadores, pues empleaban las técnicas teatrales para enardecer al público (lo que hacen los políticos en los mítines).

- Crear contrastes: entre cosas, entre personajes y entre situaciones. Por ejemplo la diferencia de clase entre el príncipe Henry y Poins (capítulo XIII). En una película podría ser el contraste entre un plano tomado en una batalla y otro en un placentero jardín, el coche viejísimo de Colombo y el Rolls-Royce del asesino, etcétera, todo ello con intención de resaltar alguna cualidad de la escena o de los personajes.


Esto sería grosso modo lo que encierra esta obra sobre lingüística de Erich Auerbach tan recomendable de la cual yo tenía tomados apuntes que he aprovechado para este artículo. Debido a su estructura he reducido al mínimo las referencias y he creado (según mi criterio, como este autor recomienda en el epílogo) un extracto que he "actualizado" con algunos conceptos modernos a modo de "guía rápida", así que si solo se lee esto se saca una idea equivocada de la obra, por lo que recomiendo leer ese libro y "exprimirlo" bien para extraerle la sustancia, que tiene mucha.


Resumen de conceptos y conclusión.

El concepto principal que nos interesa es el de la mímesis, que es, como ya se dijo, la imitación de la realidad, pero también es el efecto de verosimilitud que hace que una ficción parezca real.

Hemos visto que la historia (o la obra de arte) se desarrolla dentro de un marco limitado que se entiende dentro de un universo mayor, y no al revés, porque ese universo no lo vemos: solo vemos el marco. Ese universo puede servir para crear más historias dentro de él: el "universo Marvel", el "universo DC" (aquí la norma es que hay mutantes), la Francia de "La comedia humana" de Balzac, etcétera.

Según Platón, las personas aprenden imitando y el público "imita a los imitadores", es decir, a los artistas, a los poetas, pues ven el mundo a través de ellos y por tanto aprenden con sus historias si no han visto por sí mismos la verdad. Así las narrativas pueden constituir un sustituto artificial de la experiencia (ahora imaginemos a un hikikomori que nunca sale a la calle y solo ve "la realidad" en Internet y en la televisión).

Las emociones transmitidas por una narración también pueden sustituir la experiencia real: son el efecto de las sensaciones reales, deconstruidas y enfocadas, es decir, "sentimos la realidad" pero la realidad es un relato. Esto ayuda a pasar por verosímiles historias a todas luces fantásticas, como Harry Potter, por ejemplo, ya que lo que hace que nuestra mente acepte ese universo irreal son las emociones, la asociación con las situaciones y la afinidad con los personajes. Repito: se confunde lo real con la sensación de realidad.

Tomamos como más ciertas las convenciones y los lugares comunes (que son argumentos, pero no razonamientos) y nuestra forma de pensar o ideología (sesgo confirmativo).

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Volvemos así a la idea inicial y afirmo que ningún relato es real, aunque sea muy verosímil o su autor haya querido ser muy riguroso, pues siempre estará dentro de un marco limitado, en un plano de perspectiva diferente (en el del punto de vista del autor) y muchas veces importa más la sensación de realismo que la veracidad.

Podríamos pensar que si la belleza de la obra puede ser mayor que la propia realidad podrían conseguirse efectos de realismo mejores que los que proporciona la realidad, y esto sería "hiperrealismo". Este es uno de los enfoques que se trata de dar a la tecnología de inmersión en escenarios virtuales en tres dimensiones. Ni que decir tiene que esto tampoco es la realidad, es decir, que es virtual: tiene las "virtudes" de la realidad pero no es la realidad.



Ernesto García-T. G. 29 de septiembre de 2021.


P.D. Cuando leáis algo mirad bien, no vaya a haber un avestruz rosa oculto en el texto.



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