domingo, 1 de mayo de 2022

El Mundo Sintético (final).




Doy por terminada mi exploración en la idea del mundo sintético. La venía rumiando hace años y empecé a darle forma hace dos años (la primera entrada es del 23 de abril de 2020).
La idea resumida es que hay un mundo material, en el que viven los animales y en el que vive nuestro cuerpo, pero hay un mundo sintético que es el creado por los seres humanos, en toda su extensión, e incluyo en esto la creación humana de carácter espiritual o inmaterial. Si Dios ha creado la naturaleza el ser humano ha creado su propio mundo: el mundo sintético.
La idea es esa. Es una idea sencilla. Lo que no es sencillo es el mundo sintético. Del mismo modo que no podemos comprender toda la creación de Dios no podemos comprender ni abarcar el mundo sintético. Podemos llegar a saber muchas cosas de él, y cuanto más sepamos, mayor influencia podemos tener dentro de él. No es tanto una cuestión de poder físico o económico sino de comprensión de las estructuras que se van creando en el mundo sintético: si no comprendes nada, ya puedes gastar todo el oro del mundo que al final todo volverá a su ser y no se habrá cambiado nada, o ya puedes matar a medio mundo que todo tendrá la tendencia de volver a ser lo que era.
El mundo sintético sólo se puede cambiar desde la ciudadela de muros invisibles, y a la ciudadela se accede por medio del conocimiento. Los cambios producidos en el mundo sintético no tiene por que ser evidentes ni necesitar de grandes dispositivos: a veces tan sólo basta con una idea puesta en el lugar y en el momento adecuado.
Desde la ciudadela se pueden resistir los cambios nocivos del mundo sintético. Desde la ciudadela se observan y se pueden comprender, cada uno de ellos, aisladamente, nunca la totalidad.
La ciudadela no es el Jardín de los epicúreos, pero en ella es mejor disfrutar con calma que pretender cambiar el mundo con ideas totalitarias. El totalitarismo pretende controlar el mundo físico y el mundo sintético y hacerlos uno solo, por eso los totalitarismos fracasan. Tener ideas utópicas sobre cómo debería ser el mundo es una estupidez, porque el mundo sintético siempre cambia.
Tampoco creo que sea hábil pensar en poder cambiar nuestro propio ser individual a través de dispositivos, pues una cosa es lo que queremos ser, otra lo que somos y otra lo que los demás (el mundo sintético) creen que somos. Tampoco lo podemos controlar. Y por supuesto, decirle, a los demás, que decidan ser algo que no son, es una tontería, y pretender que lo sean, porque es lo mejor, es además ilegítimo (y totalitario).

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La idea original del mundo sintético era errónea: yo pensaba que el mundo sintético era el mundo diseñado por la ingeniería social totalitaria. Y busqué en el conocimiento la clave para poder dominar ese sistema imaginario. Pero el conocimiento me mostró otra cosa: en primer lugar que el conocimiento es exclusivamente humano y que el mundo humano es conocimiento. También comprendí que no hay nadie en el mundo que lo sepa todo y que hay quienes saben más que otros. Cuanto más sé menos quiero imponer a los demás una forma de pensar: comprendí que eso era una estupidez y que lo más inteligente era animar a los demás a adquirir tanto conocimiento como sean capaces.
Quizá algunas disciplinas que consideramos conocimiento sólo sean intentos de normalizar formas humanas de ser e intentos de regularizar el mundo sintético, cuando este no se puede regularizar,  porque no es una cosa susceptible de tener forma ni mucho menos regularidad. En todo caso, a mí, todo ese asunto de la normalización cada día me importa menos. Comprendo que escuchar a todo el mundo es de buena educación, pero la gente mandona y obstinada me hace perder el tiempo y cada día me enseña menos. Dejémoslo ahí: me preocuparé de mi propia obstinación y soberbia y estos otros los seguiré escuchando, por si acaso se les escapa algo que me sea útil.
Y de aquí partimos hacia el siguiente punto de mi aventura por descubrir qué era el mundo sintético: me di cuenta de que había aprendido muchas cosas útiles y otras que no lo eran. Y descubrí que muchos de quienes me enseñaron me ocultaron conocimiento deliberadamente, porque pensaban que así me harían a mí y al mundo "cosas" mejores. Puedo comprender que lo hicieron con la mejor intención -o no, hubo quien creyó que no debía dársele miel a un burro (1)-, pero se equivocaron y me han hecho perder décadas de mi vida creyendo que ya sabía yo algo cuando no sabía nada. No se puede conocer partiendo únicamente de la última ocurrencia filosófica de algún iluminado: el conocimiento humano tiene miles de años. No se puede cambiar el mundo sintético en su totalidad: no sean totalitarios, por favor. Prosigo.
Como comprendí que yo tenía un problema, como comprendí que era un ignorante, me propuse aprender algo; y vi en Internet la solución a mi problema y aquí encontré a mucha gente que me recomendaba libros, pero muchos de ellos no me aportaban nada, así que decidí hacer mi propia lista de libros, o bibliografía o canon, empezando por el primer libro (2)...
Y de ahí llegué a mi tercer planteamiento: que cada cual aprenda cuanto pueda y que con ese conocimiento haga lo que le venga en gana. Por supuesto, alguien puede usar el conocimiento para hacer el mal, pero eso no es algo que podamos evitar. Lo que es seguro es que negándole a la gente el conocimiento hacemos mal, así que decidí que, sepa yo mucho o poco, compartiré con los demás lo que sepa (sin perjuicio de mi conveniencia económica o de mi supervivencia, porque caminamos sobre un mundo material).

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Voy a seguir pensando en el mundo sintético, voy a seguir aprendiendo cuanto pueda y voy a seguir compartiendo el poco conocimiento que tenga, pero a partir de ahora voy a cambiar mi actividad en el blog y voy a hacer artículos.
Van a ser artículos sobre actualidad social o crónicas de eventos a los que yo asista, reportajes fotográficos o entrevistas o conversaciones si encuentro a alguien interesante por ahí. Supongo que el tipo de artículo que vaya a hacer será el "gonzo", pero no lo sé, porque esto va a ser otra exploración.
Espero ser capaz de hacer algo que les sea interesante.

Ernesto García-T. G. a 1 de mayo de 2022.




Notas:
(1) Digo "burro" y no "asno" porque el traductor de Google hace cosas raras con esta última palabra.
(2) Empecé por el Poema de Gilgamesh y fui dando los principales autores de la literatura universal por orden cronológico. Al hacerlo descubrí que existen la literatura hindú y china, de lo que me alegro. También descubrí el cristianismo, que se nos ha ocultado, cosa estúpida, porque para ver sus fallos hay que verlo, precisamente. He descubierto muchas cosas y espero seguir descubriendo más. La bibliografía tiene 314 autores (no quiero más, porque está pensada para iniciarse) y la voy corrigiendo según descubro cosas nuevas (es lo bueno que tiene el blog, que puedes modificar las entradas).

Nota final: el final efectivo de esta obra ha llegado el día 28 de agosto de 2022. He incluído algunas obras hindúes y chinas, he corregido el comentario de Lao Tse (que no me gusta) y poco más. Hay que dejarlo como está, con lo bueno y lo malo, porque es una prueba de cómo era mi mente y cómo es ahora, después de leer y ordenar, cronológica y espacialmente, todo esto. Tres meses después ya puedo decirlo: he terminado.




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