jueves, 20 de abril de 2023

Discurso a los ateos.


Fresco de la iglesia de San Francisco en Alatri, Italia. Autor desconocido.


¿Dios "ha muerto"?

Hegel, en "Creer y Saber" de 1802, dice:
"el sentimiento sobre el que reposa la religión de la nueva época es el de que Dios ha muerto" (de la filosofía moral y religiosa de Fichte).

Nietzche lleva al extremo esta idea. El superhombre de Nietzsche es aquel que, una vez “muerto Dios”, es capaz de superarse a sí mismo y a su naturaleza y alcanzar la libertad de su esencia.

El error de Nietzsche es precisamente obviar las limitaciones del ser humano, su contingencia, su inteligencia limitada, por la que siempre necesitará a Dios, a la creación (algo que nunca podrá abarcar), desde el primer momento original; y aunque no existiera Dios esto funciona así, por lo que no hace falta crear teorías rocambolescas para demostrar que Dios no existe, insultando a los creyentes. ¿Qué más da? No hacen falta esas teorías porque da igual y porque no funcionan. Y aún siendo consciente de su orfandad del hombre en tal situación insiste en la necesidad del hombre de alcanzar tal “libertad de su esencia” a pesar de que no es capaz de tal cosa. El hombre no es capaz de matar a Dios ni la idea de Dios se reduce a creer o no creer en él. El hombre no puede alcanzar tal libertad porque el hombre no se ha creado a sí mismo ni puede escapar de la naturaleza. Es necesaria una perspectiva teológica, además de otras.
Después del superhombre de Nietzsche ha habido gran variedad de definiciones de el hombre: el emboscado, el centro del universo, el diferenciado, etcétera. Alguien por primera vez cometió el error de querer borrar a Dios de cualquier ecuación y se equivocó.


¿Pero por qué es necesaria una perspectiva teológica?

Esta es necesaria en tanto que no somos capaces de comprender la existencia en su totalidad ni de comprender los misterios del alma: ni la psiquiatría ni la neurología han sido capaces de resolver esas dudas; la ciencia tampoco ha descubierto el misterio de la creación -y lo que sabemos o creemos saber de ella corresponde con la metafísica tomista en gran medida-. Así que, visto desde un punto muy ateo, Dios es el gran heurístico(1).
También necesitamos una vía de canalización de los pecados: no existe una institución como la de la confesión ni un sacramento de penitencia que resuelva de manera libre e íntima este problema. En este último caso, la moral cristiana ya está adaptada al siglo XXI y el papel del sacerdote se hace extremadamente necesaria como portador de la enorme carga de los pecados de su parroquia. En este caso, la moral actúa de ligazón social y el sacerdote ejerce de "pastor" de forma muy íntima, conociendo a cada uno de sus feligreses y sus problemas, pero Dios y la religión son dos cosas diferentes, como ahora veremos. Este es un asunto que a mí me es ajeno, porque no me educaron como católico, pero comprendo que ser cristiano es una forma de vivir demasiado compleja como para que su simple negación la tire abajo. Y desde luego, que un cura le pida las homilías a una IA no es de recibo (que la Iglesia se apañe con eso).

Hay que tener en cuenta que mi generación es una de las primeras en vivir en un mundo laico, y con cada generación se pierde el vínculo con la religión, con el catolicismo en mi caso. De hecho, para mí, lo natural es vivir ignorando por completo los asuntos de la religión. Soy tan poco religioso que no soy ni ateo siquiera. Supongo que me ajusto así a la definición exacta de un agnóstico: el que desconoce la religión.

Pero recordad una cosa. En este mundo, por cada doctor de la ciencia hay diez mil personas que no saben ni quiénes son, y para ellos, lo numinoso es importante, porque su inteligencia les está pidiendo respuestas continuamente (como al doctor).


La búsqueda de Dios.

Ser ateo no es motivo para no buscar a Dios, precisamente por cerciorarse, en primer lugar, de que este no existe, y en segundo lugar, para analizar todas las cuestiones espirituales, a saber: los misterios de la creación y la vida y los misterios del alma; y por misterios de la creación me refiero a cómo el ser humano aborda este asunto. El ateo fanático que desprecie de manera taxativa esta fascinante faceta de la teología, sin duda es un ignorante y probablemente una persona de poca inteligencia. El pensamiento humano, por fuerza, a salido de la religión, de un pensamiento mágico original, pues antes que la ciencia y la filosofía hubo religión. Así es como el ser humano comprendió que por encima de él siempre hay algo que no puede controlar: el devenir de los seres presentes en el universo y lo pequeños que somos entre ellos.

¿Y quién querría buscar a Dios? Cualquiera que desee profundizar en los asuntos del alma (de su propia alma) o aquel que desee profundizar en el misterio de la creación infinita. Sería razonable no tener tal inquietud o simplemente no querer hacerlo, pero no es razonable despreciar la búsqueda de lo divino solo por ser uno ateo. Eso es tener fe ciega en su ateísmo.

En cuanto a la postura atea habitual de afirmar que Dios no existe porque la Iglesia es falsa o quema a la gente en la hoguera, diré que es un razonamiento absurdo, pues como ya dije, la Iglesia es del ser humano y el ser humano solo puede acercarse, en menor o mayor medida, a Dios, y así por tanto habrá religiones más cercanas o más lejanas a Él, es decir, más lejanas o más cercanas al bien, la verdad y la belleza. Que la Inquisición o los calvinistas quemaran a la gente no anula la existencia de Dios. La existencia del mal no anula la existencia de Dios, pues existe el bien. Estos son callejones sin salida del razonamiento.


El desprecio a Dios y el desprecio a tus propios hijos.

Cuando el niño nació había tensión entre sus padres marxistas-leninistas ateos y sus abuelos católicos. Sus padres querían educarlo al estilo roussoniano y alejado de la religión, pero llegaron a un acuerdo por el cual el niño sería bautizado y así después podría elegir libremente. Como no eran amigos de celebraciones decidieron hacerlo en privado, sin fiestas. Así la ceremonia, en casa de los padres, consistió en una pantomima sobre el sofá mientras derramaban algunas gotas de agua sobre el niño ante algunos de sus amigos que reían y tomaban cerveza. Después el niño creció, tomó la Primera Comunión -pues ya era consciente y debía vivir en sociedad y su madre TLP obligó al cura a darle la comunión dándole de gritos, a pesar de no encontrar el nombre del niño en los archivos-. El engaño se mantuvo durante décadas. Así el niño tuvo una vida basada en un engaño.
Se puede ser ateo, pero todo tiene un límite. Por faltar al respeto a Dios, faltaron el respeto a sus hijos y estos fueron la rama seca del árbol de su familia (propósito último de esta cultura es secar las ramas débiles).

Esta historia es ficticia (que yo sepa), pero bien podría ser cierta. Hay que tener en cuenta que hay muchas cosas que nunca podremos controlar. El autor de una historia siempre habla de sí mismo, aunque invente. 


Nota de 29 de marzo de 2024.

Esta entrada la redacté por primera vez en abril de 2023. Estaba llena de conceptos erróneos, pero la conservé, para corregirla después. Ayer la corregí (en Jueves Santo). Hoy la termino con esta nota.

Ayer alguien me preguntó por la razón de haber escrito esto (y con ese título). Pues la razón de haberlo hecho es porque, a pesar de que yo no soy un creyente ni mucho menos un fiel, el ateísmo me ha hecho daño. Me ha hecho daño por negarme conocimientos considerados inútiles por esta doctrina. Me ha hecho daño porque me ha apartado de otras personas y me ha apartado de una parte de mi sociedad. También me ha hecho daño porque siempre me he encontrado en un mundo polarizado de facciones identitarias con ideas y creencias diferentes. Es cierto que el mundo siempre estará dividido por ese motivo, pero a mí me ha tocado aguantar, entre otros, a los ateos.

La razón última de haber escrito esto es porque quiero pedir a los ateos que dejen de intentar erradicar la religión. No lo van a conseguir y sólo van a conseguir avivar los ánimos de los fanáticos o cometer alguna atrocidad contra los creyentes, como ya ha ocurrido antes. Y además no hace falta ya, porque vivimos en un mundo cientificista (quizá demasiado)(2). Les pido, en definitiva, que no sean tan fanáticos como otros que lo son de sus creencias religiosas.


Ernesto García-Testón Gómez a 30 de marzo de 2024.



(1) <Napoleón, refiriéndose a su obra Exposition du système du monde, comentó a Laplace: «Me cuentan que ha escrito usted este gran libro sobre el sistema del universo sin haber mencionado ni una sola vez a su creador», y Laplace contestó: «Sieur, nunca he necesitado esa hipótesis»>. De la entrada en Wikipedia sobre Laplace.
(2) Los capitalistas también son materialistas.



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