viernes, 18 de febrero de 2022

El edificio defectuoso. Tiranías primera y segunda.




Abro hoy una serie de artículos sobre las tiranías de la sociedad mundana con la intención de dar perspectiva y coraje a los sometidos. Son continuación de mi introducción a mi idea de soberanía individual.


La primera tiranía: la familia.

 

Los seres humanos, al nacer y en los siguientes tres o cuatro años, recibimos una impronta (generalmente de la madre), y durante los siguientes diez años vamos creciendo, desarrollando nuestro cuerpo, nuestro cerebro y también nuestras estructuras cognitivas, que son estructuras mentales con las que respondemos ante determinadas situaciones (sociales, emocionales, operacionales, etcétera). Debemos tener en cuenta que no existe un espécimen humano modélico en cuanto a su comportamiento porque todos acumulamos una serie de carencias y errores en el desarrollo cognitivo y emocional. Pero hay algunos que divergen de manera inconveniente con respecto a las normas establecidas en una sociedad y a estos los consideramos miembros anómalos de nuestra sociedad. Dependiendo del contexto cultural, de la época, se les da o se les ha dado un trato concreto según el caso. Ahora recordemos que el individuo no nace libre y que depende para todo de las instituciones sociales y de otras personas; y consideramos que somos libres o que no lo somos en función de las cosas que las normas sociales nos permitan hacer, y entendamos norma en toda su extensión, pues a veces no se nos permite "no ser normales". La impronta, la transmisión de las reacciones primarias, la templanza o destemplanza frente a las amenazas, viene de esa impronta mencionada y de ahí mamamos el carácter, al parecer. Diríase que esto son los cimientos del edificio. Trataré a nuestra persona como un edificio que se forma a lo largo de los años y puede tener una estructura más fuerte o menos fuerte, más coherente o menos coherente, y de esto depende nuestra adaptación en la sociedad... Hablemos de los inadaptados, de los edificios defectuosos (todos lo son), porque al fin y al cabo los que se adaptan bien no llaman la atención y son más aburridos.

La primera tiranía que podemos sufrir es la familia. Y esta es una tiranía por el mismo motivo que todas las demás instituciones son tiranías: por el desapego, el desprecio por los súbditos y la falta de generosidad de quien gobierne esa institución. Nuestra felicidad, nuestro desarrollo y la posibilidad de acceder a otros ámbitos donde desarrollarnos al máximo como personas dependen de la inteligencia, el conocimiento y la generosidad de quienes dirigen la familia. Parto de la idea de que el mal y el bien se aprenden.


Honrarás a tus hijos.


                 Tu padre siempre te dijo

                 que tenías poca valía

                 y ya te has convertido

                 en alguien que no vale pizca,

                 a quien nadie hace caso,

                 en quien ya nadie confía.

                 Razón tu padre tenía

                 ¿Y qué hacemos ahora?

                 Un mandamiento sagrado

                 debiera haber en la Biblia

                 que a los padres imponga

                 deber de honrar a sus hijos,

                 para que sus pobres vástagos

                 se acostumbren desde niños

                 a ser honrados.


                            [Poema de Ernesto García-T. G. registrado en 2021]


El maltrato físico a un niño es algo evidente, así que no hablaré de esto. Hablaré someramente del maltrato psicológico, que generalmente es causado por el desprecio y la falta de respeto de los padres a los hijos pequeños:

  • los insultos al niño sólo se le atribuyen cosas negativas: "eres tonto" (o tonta), "nunca haces lo que se te dice", "nunca haces nada bien", "acabarás en la cárcel", "serás un mendigo", "acabarás en los albañiles", "puta", "maricón", etc... El niño asume estas atribuciones, que afectan a la imagen que tienen de sí mismos y por tanto a su comportamiento como individuos.
  • Los sofiones: a la madre o al padre le molesta la mera presencia de sus hijos o de uno de ellos (¿no deseado?) y le hacen callar y lo apartan de sí con desabrimiento. 
  • La condescendencia: esta es una manifestación muy peligrosa, pues al niño no se le deja moverse (se reduce al mínimo su espacio de soberanía individual) para que no moleste. Es una muestra muy sutil de desprecio y de control por el cual se sitúa al niño en un estatus inferior sin posibilidad de superarlo. La condescendencia es una trampa de la que es muy difícil escapar, pues en nuestra sociedad tenemos la obligación de permanecer por vida dentro de la familia y no existe una agresión evidente que justifique nuestra emancipación forzada.

Por medio de estas agresiones se somete a la persona a un estatus inferior al de sus padres y se le acostumbra a desarrollar unos roles (inadecuados) que permitan a los padres no verse molestados por esa pequeña persona que no les gusta.

El niño protesta, se rebela, pero una parte de su ser "sabe" cuál es su estatus y qué papel tiene en la vida. Así tanto su rebelión como su sumisión se funden en uno que no es otra cosa que un comportamiento errático. El niño comienza a tener un comportamiento anómalo (primer indicio de que algo no va bien), rompe las reglas, rompe cosas, manipula, altera el entorno y agrede a los demás. Para el resto de personas, su comportamiento no tiene sentido, pero para él sí lo tiene porque es la adaptación lógica a la realidad que se encuentra: debe rebelarse y portarse bien al mismo tiempo y aprende qué cosas duelen y qué cosas le impiden hacer lo que desea. Los seres humanos siempre nos adaptamos y nos colamos por cualquier rendija que encontramos: somos más listos que las ratas (lo somos).


El rebelde con causa.


Se produce un fenómeno por el cual el niño proscrito desde su nacimiento se porta mal esperando reconocimiento: si se le atribuye debilidad, se muestra fuerte mediante la agresión; si pusilanimidad, se muestra fuerte mediante su comportamiento sexual; si tonto, mediante la ruptura de las normas, el robo y la manipulación. Todo eso está mal, pero en su mundo tiene sentido: nunca ha dejado de ser un ser humano inteligente, de hecho lo será durante toda su vida, sea esta lo larga que sea, pero por su comportamiento la sociedad le puede condenar al ostracismo. En este caso, las atribuciones nefastas que ha recibido de sus padres se cumplen como el vaticinio dado por un oráculo. Pero es evidente que los padres de nadie son oráculos, más bien pueden ser personas mezquinas que arrinconan a sus hijos y sólo les permiten ser desechos sociales, lo que quizá satisfaga a una parte de su ser cuando confirman que "son mejores que sus hijos". En tal caso, la rebelión está muy justificada y creo que es bueno hacerla coherente y mandar a la mierda a los padres y librarse así de una condena de por vida. No debemos permitir que nadie ahogue nuestro optimismo ni nuestra ambición.


La crisis es el inicio de un camino mejor.


A partir de una edad, el niño rebelde comienza a ser temerario, a autodestruirse mediante el consumo de drogas o llegando incluso al suicidio. La muerte y la incapacidad son el final al cual sus padres y educadores los han predestinado. En otros casos acaban en la cárcel. Nos encontramos en una situación irreversible o de la que es muy difícil salir ya. Esta persona tiene un estatus ínfimo y nunca podrá ascender socialmente: nunca dejará de ser un niño confundido, pero al crecer sus "rabietas" hacen daño. No es lo mismo la rabieta de un niño que pesa treinta kilos que la de uno que pesa ochenta, pero niños son todos los que no han dejado de serlo.

No os dejéis llevar por el tono de mi discurso porque no está todo perdido; no nos pongamos trágicos. La crisis es el mejor estado en el que alguien así se puede encontrar. Y esta crisis comienza con un niño que se comporta de manera anómala, absurda, que no se centra nunca. Al niño no le pasa nada, pues su cuerpo y su cerebro son normales: lo malo es lo que tiene en la cabeza, algo que no surge de sí mismo, un "software" corrompido que los padres y el entorno le han dado. Y al comportamiento anómalo le siguen las primeras faltas y a las primeras faltas les siguen otras mayores...

El mayor riesgo no está en que el niño, la persona, siga teniendo un comportamiento anormal o antisocial de manera evidente: el mayor riesgo está en que este comportamiento persista pero ya no sea evidente. "Bien está lo que bien parece", pero lo malo no está en lo que se ve sino en lo que no se ve. Cuando la persona aprende a ocultar aquello que provoca los castigos tenemos a un verdadero sociópata. La sociedad no se alarma con su comportamiento e incluso puede llegar a tener éxito, pero todas sus anomalías persisten, se agrandan y se hacen fuertes con su personalidad. Y después nos sorprendemos cuando descubrimos que nuestro compañero de trabajo, el simpático Ted Bundy, mataba mujeres... "Bien está lo que bien parece" hasta que deja de estarlo y de parecerlo. Si metes la mierda debajo de la alfombra esta acaba saliendo tarde o temprano, pero mientras tanto se produce una desconexión moral que permite que ignoremos su existencia y así nos reafirmamos en nuestros vicios.

Por eso la crisis es buena, porque en el momento de desequilibrio evidente sabemos que debemos estabilizarnos y hacía ahí van nuestros esfuerzos. Pero al haber sido puestos en un nivel que no nos corresponde (el estatus) y haciendo lo que no debemos ni queremos (los roles), ese desequilibrio persistirá. Quizá sea necesario emanciparse, aunque sea de manera traumática. A veces nos puede venir bien mandar a la mierda a mamaíta y tomar nuestro camino. Después cada cual será lo que puede ser, pero habrá salido de una cadena perpetua impuesta desde el día de su nacimiento.

Pero recordad que nunca somos libres y que todo depende de nuestras capacidades, nuestro conocimiento y de la institución en la cual se desarrolle nuestra vida. Si nos quedamos en casita para siempre puede que no lleguemos muy lejos, aunque la familia sea un paraíso y no una tiranía.


La segunda tiranía: el colegio.


Tomemos este apartado como anexo a los anteriores y no como continuación de estos.

Como es lógico, el comportamiento anómalo se da en la etapa escolar. El niño está obligado a concurrir a la institución infantil por excelencia: el colegio, lugar de encuentro de todas las personitas que son "edificios en construcción" y donde a veces encontramos auténticos psicópatas infantiles, agresivos y crueles pero exitosos socialmente. El niño que nace en un hogar regido por personas egocéntricas y poco generosas es condenado a "formarse" en una institución llena de peligros. Del mismo modo que estamos obligados de por vida a la familia, estamos obligados a padecer la escuela durante nuestra niñez y en la ella aprendemos muchas cosas malas (y cada vez menos buenas, gracias a los sistemas educativos).

En el colegio nos podemos encontrar con nuestros mejores amigos y con nuestros "profes" favoritos, pero también nos vamos a encontrar con el "profe" narcisista que compite con sus alumnos, el psicólogo idiota, el "profe" ignorante, el "profe enrollao" (con quien le interesa), el asesor espontáneo del CESID y amigo del tiránico director (comandante de marina retirado) y padre de "Manolito" (el niño X que te parte la cara),  la madre de "Pepita" (la simpática niña X') muy preocupada porque le has visto las bragas a su hija, el médico que te inspecciona los huevos, el cura iracundo que te tira de las orejas, etc... y quizá el colegio no sea el mejor sitio del mundo para encontrar estabilidad, pienso yo.

A nivel administrativo sí se puede crear algún sistema que mejore el desarrollo emocional e intelectual de los niños, pero entre el mantenimiento de las instituciones tradicionales y los programas revolucionarios encaminados a que descubras si eres niño, niña o "niñe" pues quizá tampoco podamos ver que la solución viene de la Administración. El mundo es complicado y de momento no se ha encontrado un sistema mejor para formar a los niños, pero tengamos en cuenta que el colegio es para formar ciudadanos y erradicar el analfabetismo y que es perfectamente comparable a un servicio militar obligatorio (pero sin "servicio" ni "militar", por lo que a veces le parece confusa su utilidad al individuo). Es una tiranía como feudo de un mando administrativo, y un instrumento tiránico por el cual el Estado trata de adoctrinar a los niños de acuerdo a un modelo totalitario.


Edificios y ciudades.


Llegados a un punto vemos niños que crecen física y mentalmente fuertes y otros que no. Por regla general se cumple la máxima que dice "mens sana in corpore sano": hay niños que tienen de manera innata la areté de los griegos, que muestran gracia y virtud, que tienen una mente despierta y belleza*, fuerza y habilidad en sus cuerpos (en aquel entonces los considerados aptos para formar parte de la sociedad). Pero incluso estos se tuercen si su complejo sistema de cimientos y estructuras mentales no son sólidos ni coherentes. Llegar a ser un adulto virtuoso depende de tantas cosas que casi es tan difícil como que te toque la lotería. La mayoría de nosotros debemos conformarnos con tan sólo ser miembros útiles de la sociedad, a pesar de nuestros defectos. La cortesía y la consideración nunca están de más, porque podemos tener aptitudes mediocres y aún así ser útiles y queridos para los demás. Pese a las imperfecciones inevitables del mundo y a la necesidad de la indulgencia es deseable vivir en una sociedad donde estas virtudes sean la norma y no un motivo de burla. Al fin y al cabo, el ser humano siempre se adapta a su entorno, sea este bueno o malo.

Cada persona es un edificio construido con mejores o peores materiales y con mejor o peor proyección. En el momento en que nacemos, todos cuantos nos rodean son nuestros arquitectos. Por este motivo es necesario que todos seamos formados en la virtud.

Vivimos siempre dentro de instituciones que conforman nuestra sociedad y estas instituciones son regidas por personas que pueden ser sabias y generosas o estúpidas y mezquinas. Y es cosa curiosa que pudiendo escoger a nuestros líderes muchas veces escogemos a los peores. La sociedad es una gran ciudad y los seres humanos somos los obreros que la construyen. En un momento dado de la historia somos afortunados cuando encontramos los ejemplos adecuados de la virtud y caemos en la ruina cuando no los tenemos.

Si somos sabios y generosos podremos construir grandes cosas, así que manos a la obra: aprendamos lo máximo posible y no seamos cicateros ni en lo material ni en lo afectivo. Si levantamos una ciudad miserable sus habitantes también serán miserables. Hay épocas buenas y épocas malas y son una cosa u otra según sean las personas de ese tiempo**.


Ernesto García-T. G. a 19 de febrero de 2022.


* Ser feo no tiene arreglo, pero no duele.

** La gente mediocre suele ser un gran freno para cualquiera que destaque un poco.


Nota de 26 de agosto de 2023. Tuit o Xeet de esa mañana:



 "Al parecer, el periodo crítico de impronta de los humanos está entre el nacimiento y los cuatro años. Unos malos padres pueden hacer mucho daño a un hijo suyo simplemente siendo mezquinos. Los hijos que padezcan a sus padres no deberían tener ninguna obligación para con ellos...

"Pero es una puta condena de por vida. La sociedad obliga a mortificarse mediante el sometimiento voluntario a unos seres humanos concretos que no te hacen ningún bien.

"Ocurre lo mismo con el mito del compañerismo...

"La sociedad nos obliga a practicar el compañerismo, a veces con otros individuos cuya única técnica de supervivencia practicada con éxito es martirizar y parasitar precisamente a sus compañeros. Algunos llegan a ministros, triunfan sin que nadie les haya castigado nunca (algunos)

"Como digo, si alguien te resulta molesto hasta el punto de violentar tu naturaleza, mándalo al carajo, aunque sea tu puñetera madre. No hay mayor tiranía en el mundo que la que pueda ejercer una madre. Es peor que una cadena perpetua.

"Nota: las respuestas inadecuadas ante determinados estímulos y el miedo aprendido se corrigen siguiendo un entrenamiento constante dirigido por alguien competente. La mayoría de la gente no puede permitirse un entrenador personal para mejorar sus abdominales, pues imagínate esto."




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